miércoles, 20 de junio de 2012

RAFAEL POCH Y LA LEY WEIDMANN



 Rafael Poch, nacido en Barcelona en 1956, fue durante 20 años corresponsal de La Vanguardia en Moscú y Pekín, y  de nuevo lleva unos cinco en Alemania. Digo de nuevo ya que su primera corresponsalía fue en Alemania Oriental entre 1983-87. También fue redactor de la Agencia Alemana de Prensa DPA en Hamburgo y corresponsal en España de "Die Tageszeitung". Sigo sus crónicas desde sus tiempos de Moscú.
Estudió Historia Contemporánea en Barcelona y en Alemania del Este.


Su formación política es enorme, hasta el extremo de que a pesar de que sus artículos denotan claramente su posicionamiento "a la izquierda" y contrario a la linea editorial  del mencionado diario catalán, sus análisis son tan realistas y pragmáticos que un diario 'de referencia' no podía perderse un colaborador de tanta valía y prestigio, condiciones que le han permitido acceder a los máximos órganos de poder en los países donde ha prestado servicio. Tal vez por eso parecía que se adelantaba a los acontecimientos, ¡porque así era realmente, gracias a que sus fuentes de información eran los personajes que decidían el futuro en sus respectivos países!.


Sus crónicas dsde Pekín son un lujo que no podemos perdernos, a pesar de que los acontecimientos históricos ya las hayan superado, ahora más que nunca podemos ver su capacidad de prospectiva.


Hoy he recogido un reciente artículo suyo, ya superado por los acontecimientos pero que da cuenta de una clave que permite entender muchos acontecimientos pasados...y otros que están por venir...

¿Qué hará Alemania si hoy en Grecia la dignidad triunfa sobre el  miedo en las urnas?
La Ley Weidmann

Rafael Poch - La Vanguardia

¿Qué hará Alemania si hoy en Grecia la dignidad triunfa sobre el    miedo en las urnas?  La
respuesta es obvia: aplicará la "Ley Weidmann".   Pero, ¿por qué dignidad? ¿Acaso votar a la
izquierda de Syriza es   "digno", mientras que hacerlo por la derecha de Nea Demokratía   es
miedo? El asunto no tiene nada que ver con izquierda y derecha, sino   con algo anterior y más
básico: con principios, con coherencia y lógica   política. Con lo que se entiende por "soberanía
nacional".
 
Es un pulso entre dignidad y miedo porque fue la casta de Pasok y Nea Demokratía la que gobernó
alternativamente el pastel griego de los últimos treinta años. Ahora que tal pastel, una mezcla de
clientelismo, corruptela y   neoliberalismo perfectamente integrada en la política y en los negocios 
de Berlín y Bruselas, ha estallado, lo lógico es castigar a esa casta y auditar sus deudas. Es una
cuestión de dignidad nacional. Sin embargo, ¿cómo hacerlo si tal castigo supone ser castigado a
su vez con el   inmediato cierre del crédito europeo y la perspectiva de una expulsión   del euro?
Esa es la reflexión que conduce al voto del miedo con el que   los irlandeses han sancionado una
enormidad llamada "pacto fiscal". Así pues, ¿vencerá la dignidad al miedo? Si eso ocurre, no lo
duden, el   gobierno alemán aplicará la "Ley Weidmann".
 
Jens Weidmann es el presidente del Bundesbank, del que el Banco Central Europeo (BCE), con
sede en Francfort, es sucursal. Entre unos y   otros regulan el humor de los mercados por la vía de
inyectar o no   dinero. Son, por así decirlo, los dueños de la prima de riesgo. Weidmann, ex
consejero económico y financiero de Angela Merkel, es el   que dijo que pagar por la deuda
intereses del 6% y el 7% "no es ningún   drama" y que incluso puede resultar hasta saludable.
 
"El BCE no está dispuesto a ocasionarles grandes pérdidas a los especuladores con compras
masivas de bonos y considera que la presión de los mercados de bonos sobre los gobiernos es
positiva", explica el diario económico neoliberal alemán Handelsblatt. La lentitud del BCE por
actuar cuando los países están con el agua al cuello no es atribuible a la ignorancia, explica, sino a
una "intención". "La presión  de los mercados de bonos propiciada políticamente es lo que 
induce a los parlamentos díscolos a aceptar" lo inaceptable. Felipe González ilustró la situación
hablando de carreras de galgos: cuando parece que el galgo va a alcanzar a la liebre mecánica,
alguien le da un   impulso y la distancia, con el bono alemán, vuelve a aumentar. La "Ley 
Weidmann" tiene que ver con esto. Si alguien cuestiona ese rescate de los bancos internacionales
expuestos en Grecia que se llama "rescate de Grecia", será castigado. España también.
 
En un gesto de gallardía, Mariano Rajoy se atrevió el 2 de marzo a invocar la soberanía nacional al
anunciar unilateralmente la reducción   del objetivo de déficit español. "Intolerable, es la apariencia
de   rebelión lo que cuenta,  los mercados castigan eso inmediatamente", dijo en privado un miembro del directorio del BCE. A los pocos días la liebre se disparaba y el interés del bono español sufría. La situación se ha repetido en junio.
 
"España no será rescatada, no puede serlo, es demasiado grande para   un rescate", "los hombres
de negro no vendrán", dijo el presidente del gobierno y su ministro de Hacienda, que en las Cortes
pronunció un   digno, "ya está bien, ¡hombre!". Pero la Ley Weidmann es inexorable: tras haber
pasado por el tubo de las "reformas estructurales", España, "debe hacer más esfuerzos en esa
línea, debe mejorar su competitividad   junto con la reforma del sector bancario", declaró
Weidmann al Handelsblatt el domingo pasado. Días después la prima de riesgo batía récords. "El 
euro está en peligro", decía la carta de Rajoy al BCE, pero "¿donde está   escrito que no se puede
vivir con intereses del 6%", Weidmann dixit.
 
Las veleidades soberanistas de Rajoy no son nada al lado del desafío de Syriza, la coalición
izquierdista griega: quieren auditar su deuda, saber cuanto deben, a quién y por qué. Es decir,
cuales son las cuentas que   han determinado que la vida de una gran parte de los griegos se haya convertido en un infierno y que todos ellos, como nación, hayan pasado a   ser los villanos de
Europa.
 
"Esperamos que los griegos cumplan todos los compromisos asumidos", dice en Bruselas un
portavoz de la Comisión Europea. "No se trata sólo de los griegos", dijo el miércoles la canciller
Angela Merkel ante el   Consejo Económico de su partido (CDU), "se trata de si en Europa en el 
futuro se cumplirán los compromisos adquiridos" ¿Una cuestión de ejemplaridad? Sí, de
ejemplaridad ante un chantaje.
 
Primero se le hace al sujeto una "propuesta que no pueda rechazar", luego se le hace firmar el
compromiso, llámese "pacto fiscal", "unión   bancaria", o "más Europa", luego, ante cualquier
indicio de desafio se   le aplica la Ley Weidmann.

Creen, sinceramente, que con todo ello contribuyen a la "construcción   europea", pero en realidad
esta insensata insolidaridad autoritaria es un derribo en toda regla.

Fuente: http://blogs.lavanguardia.com/berlin/?p=287

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